Vândria Borari, líder indígena, abogada y defensora de los derechos humanos, se une a Camila Nobrega, investigadora y periodista que trabaja en el ámbito de la justicia socioambiental, para debatir sus visiones sobre una Internet sostenible y justa. Su conversación tuvo lugar a lo largo de varias semanas, atravesando continentes, a veces en territorio indígena en Brasil, a veces sin conexión a Internet, pero siempre con la posibilidad de crear puentes entre las visiones del mundo, sin negar sus complejidades.
Una vez que iniciamos una conversación para este artículo ambas nos acordamos de la misma escena. "Mana, e aquele 'uma visão, um mundo? A gente tem que falar disso'" (Mana, ¿y qué hay de ese "una visión, un mundo?" Deberíamos hablar de ello), señaló Vândria. Sí, ambas sabíamos que debíamos hacerlo.
Recordamos el 26 de noviembre de 2019 en la inauguración oficial del 14º Foro de Gobernanza de Internet en Berlín. Pasamos muchos controles de seguridad, mostramos los pasaportes, nos hicimos fotos para acreditarnos y entramos en una enorme sala llena de gente -entonces sin máscaras- y nos sentamos en sillas pegadas unas a otras. El mundo antes de la pandemia. Teníamos prisa por ver el discurso de Angela Merkel. El lema de la conferencia estaba por todas partes: "Una visión, una red, un mundo". Nos miramos unos a otros. No parecía haber mucho aire en esa sala, si no, ¿por qué nos asfixiábamos?
La canciller hizo un discurso que puede leerse en el sitio web de la Cancillería alemana, en el que dio la bienvenida a la gente para que aportara ideas "para el futuro de internet", haciendo hincapié en que era importante "debatir cómo queremos dar forma y utilizar el internet del futuro".
Angela Merkel continuó: "Cuando digo 'todes nosotres' me refiero a les responsables políticos y a la sociedad civil, a las empresas y a la comunidad científica. Todes nosotres" significa también que todos los países deben trabajar juntos. (...) 'Un mundo. Una red. Una visión". El eslogan de este año lo resume perfectamente: queremos llegar a un entendimiento compartido de cómo debe ser la internet del futuro. ¿Qué valores, principios y reglas queremos llevarnos de nuestro mundo analógico al digital? ¿Qué procesos y procedimientos necesitaremos para ello?".
Observamos cómo resonaba ese lema en la sala. Hubo muchos aplausos. La mayoría de la gente llevaba traje y parecía bastante satisfecha. La mayoría eran blancos y del Norte Global. El tono tenía un intento de apaciguamiento, de proponer la unión y la diplomacia. Sin embargo, el mensaje era contundente. En un mundo de disparidades, en el que hay diferentes formas de comunicación, en el que Internet nació del principio de visitar diferentes mundos, de compartir, de traer a más gente a estos lugares comunes, este eslogan sugería otra dirección, una más homogénea. Tres veces uno. Visión, Red, Mundo. Una obsesión por las mayúsculas y los imaginarios universales de futuro.
¿Quiénes participaban en este debate que proponía Merkel? ¿Quién responde por este "nosotres"? ¿Quién está invitado a estar en la mesa redonda de la toma de decisiones?
Luego miramos nuestros discursos impresos en nuestras manos, las ideas que habíamos discutido el día anterior mientras preparábamos nuestro discurso conjunto para el evento paralelo del FGI llamado Discotech, organizado por la Asociación para el Progreso de la Comunicación (APC).
El papel en las manos de Vândria decía:
"Para nosotres, les indígenas, en el mundo en el que estamos, la llamamos madre tierra. No hay una visión del mundo única y precisa. Hay diferentes visiones. Nos comunicamos con el bosque, con el río, con nuestros lugares sagrados. Nuestros chamanes se comunican con los espíritus del bosque. Para nosotres, todo lo que tiene vida es sagrado y debe ser respetado, incluso los animales que nos alimentan son sagrados. Así es como vemos el mundo y nos comunicamos. Así es como nos relacionamos con este mundo. (...) No queremos que la tecnología cambie nuestras vidas, queremos que se respete nuestro modo de vida".
El discurso de Camila esa noche se abriría con imágenes de drones desde la Floresta Nacional do Tapajós y sus alrededores, donde el agronegocio crece rápidamente junto a otros megaproyectos como hidroeléctricas, hidrovías, minería:
"Este es un proyecto de expulsión de personas, de formas de vida, de posibilidades de futuro, de diversidad de comunicación. La imagen sobrevuela la selva, detrás de ella el contraste con una zona de plantación de soja y maíz. Es también un monocultivo, una homogeneidad, una imagen geométrica. En el periodismo también se aprende una forma principal de narrar, de formular problemas y de entender lo que es un hecho y una prioridad en las noticias. También es una monocultura en la que la mayoría de nosotres no encaja. Así que nuestro objetivo es intentar hacer lo contrario, construyendo redes y narrativas plurales que desbaraten estos patrones".
No cabíamos en esa sala de conferencias. Lo que nos reúne es precisamente la búsqueda de desmontar la idea de perspectivas únicas, la posibilidad de crear puentes entre visiones del mundo, sin negar las complejidades que hay detrás de este intento. Nuestros diálogos versan sobre los límites, sobre los espacios de cada une, nuestros diferentes roles en medio de este tractor que atropella las diversidades, y se pregunta cómo podemos colaborar y construir, sabiendo que venimos de orígenes completamente diferentes.
Casi un año después de esa escena la pandemia pone de relieve la idea de que estamos atravesando una crisis GLOBAL. En la práctica los abismos son aún mayores.
Vândria: Quería preguntarte sobre Europa desde la perspectiva de una amazônida (persona que vive en el Amazonas). Veo que ya hay un modo de vida más aislado. ¿Cómo cambió eso durante la pandemia si pensamos en los medios de comunicación? ¿Cómo es desde tu perspectiva, como brasileña que vive allí
Camila: Me gusta la pregunta, porque une el territorio que pisamos y la comunicación. La comunicación en Alemania está muy mediada por la tecnología hegemónica. Y el discurso de que hay una crisis global es muy común. Los medios de comunicación tradicionales, por ejemplo, suelen presentarla como si todo el mundo estuviera en su casa, en su despacho, en zonas urbanas, con acceso a Internet. Otra vez la misma idea de UN escenario, los mismos problemas compartidos. El punto de partida es una persona de clase media media. Es decir: un hombre, blanco, del Norte Global, cis, heterosexual. Me impresionó mucho que haya muy poca información disponible en la calle, sin altavoces, casi sin espacio para otros medios de comunicación. Parece que el gobierno asume que puedes informarte por los medios tradicionales o por internet. Es en los grupos de inmigrantes, en los grupos LGBT y en los grupos de mujeres, por ejemplo, donde intercambiamos otras realidades, miedos y dudas. En estos grupos se hace evidente en cuántas capas diferentes vivimos.
Entonces pienso en nuestro diálogo y en que no hay manera de pensar en la comunicación sin pensar en qué sistema se basa, de qué recursos sociales y naturales depende para existir, cómo impacta en las diferentes poblaciones y quién produce estas narrativas. Sirve para pensar la comunicación analógica y digital.
¿Y cómo ha sido para ti en los territorios a lo largo del río Tapajós, bajo el gobierno de Bolsonaro durante la pandemia? ¿Cuál ha sido el papel de la comunicación y de la propia Internet?
Vândria: La Internet para nosotros, pueblos indígenas de la región del Bajo Tapajós, sirve para divulgar las violaciones que ocurren en nuestros territorios, nuestras acciones, especialmente en defensa de los derechos de las mujeres indígenas, de los derechos de nuestros pueblos originarios y de los crímenes ambientales que han ocurrido en la región. El retroceso que estamos viviendo en cuanto a las políticas públicas y los derechos de nosotros los pueblos indígenas. En esta pandemia hemos visto que hay tanta desigualdad social como digital. La pandemia es un momento crucial. La comunicación se está haciendo a través de Internet, a través de las redes sociales principalmente. Y en nuestra región, para comunicarnos, necesitaríamos una buena conexión a Internet.
En la Amazonia estamos en desventaja en relación con otras regiones de Brasil. Muches indígenas tienen problemas para participar en reuniones virtuales. Para les que viven a 12 horas de barco en un pueblo que no tiene Internet... es difícil. Muchas veces nos quedamos fuera de los debates, a veces fuera de los debates sobre nuestros propios territorios. Una visión, un mundo no existe. Es muy fácil que alguien de Occidente piense así, porque no conoce otras realidades.
Pensando en una comunicación para el futuro, necesitamos una internet que no viole nuestros derechos, nuestras tradiciones, ancestros, nuestra gente. Necesitamos crear una internet que sea favorable al mantenimiento de nuestra historia, a la protección de nuestros territorios. No es que Internet fue fundamental. Acaba siendo importante como respuesta, por las violaciones que sufrimos.
Sabemos que muchas áreas de la Amazonía no tienen señal de comunicación. Muchas áreas que aún están protegidas. Estas áreas atraen la tala de árboles, la extracción minera y diferentes formas de exploración. En estas áreas vemos el asesinato de los defensores del medio ambiente. La idea es tener más posibilidades de capacidad de vigilancia para proteger estos territorios.
Esto es sólo un pequeño fragmento de una conversación en curso, que no cabe en la página y que se ha producido en diferentes formatos. Continuará.
¿Una visión, una red, un mundo?
¿La visión de quien, la red de quien... el mundo de quien?
Vândria Borari es una líder indígena, defensora de los derechos humanos y abogada graduada en la Universidad Federal del Oeste de Pará, Brasil. Vive en Alter do Chão, Pará.
Camila Nobrega es candidata al doctorado en la Free University of Berlin, trabajando en Justicia Social-ambiental y Feminismos Latinoamericanos, tanto como investigadora como periodista, fomentando la democratización de los medios de comunicación. Vive entre Alemania y Brasil.